EN NUESTRA cultura mexicana qué difícil es reconocer la existencia de un problema, más si éste significa que se tiene una responsabilidad con el mismo. Tal es el caso de los altos niveles de contaminación por enterococos detectados en la bahía de Ensenada.

Para traducir este tipo de contaminación por “enterococos” a términos más entendibles para los mortales, se trata de coliformes fecales, unos organismos microscópicos que son comensales del intestino humano y otros mamíferos.

Aclarado esto, entonces tenemos conocimiento del origen del contaminante que está haciendo estragos en nuestra bahía, que tiene en alto riesgo de pérdida de los cultivos de ostión y mejillón, además de afectar al turismo y locales, al convertir las playas no en un riesgo, sino en un peligro para la salud humana.

Es decir, sabemos de dónde viene el contaminante, a donde llega y qué nivel de concentración tiene, entonces básicamente nos queda una incógnita por conocer, que es cómo llegan los enterococos de los seres humanos a las aguas de la bahía.

Actualmente solo hay una entidad que tiene la capacidad de generar la contaminación en los niveles encontrados, porque es la responsable de recolectar, conducir y tratar las aguas residuales domésticas y esta es la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada, la Cespe, por lo que cualquier otra fuente clandestina de contaminación, por lógica, sólo resultaría marginal respecto al daño ocasionado.

Si bien lo publicado en los medios locales, en estas últimas dos semanas, donde se filtró el alto nivel de contaminación por enterococos en la bahía, se pasó al deslinde de los actores, de tener alguna responsabilidad con el problema.

De tal modo que hubo denuncias mediáticas por actores políticos para no quedar al margen del caso, por la autoridad municipal se formalizó una denuncia para no caer en omisión, otras autoridades y organismos recurrieron al silencio para no ser implicados y Coepris anunció que haría una investigación para identificar a los responsables.

Un caso especial fue la publicación donde afirma el director de la Cespe, de que ellos sí contaminaron, pero poquito y que también hay otros contaminadores que deben ser ubicados.

En el fondo hay un problema serio y con un comportamiento de “yo no fui, fue Teté”, no se va a resolver ni los actores responsables podrán evadirse.

El actual gobierno estatal desde el principio, desde hace dos años, sabía que el sistema de tratamiento de aguas residuales ya operaba al límite de su capacidad, y que la demanda de este servicio crece año con año.

Cabe destacar que este problema, es el clásico problema de todas las ciudades de nuestro país, que es tener infraestructura por debajo de las necesidades reales de la población. En el caso de tratamientos de aguas residuales, siempre se reacciona cuando se rebasan los límites y se generan problemas que son prácticamente imposibles de contener, si no se hacen importantes inversiones para resolverlos.

El actual gobierno estatal, en este caso se le podría acusar de ser omiso, por no atender un problema que era infranqueable y guardar silencio al respecto.

Quizá se esperaba que no ocurriera nada o que no se conociera los niveles de contaminación ocasionados a la bahía, pero de ninguna manera se le puede imputar al actual gobierno el origen del problema, mismo que a propósito de las Olimpiadas, le fue pasado como una dinamita encendida, en lugar de una estafeta, la cual parece tendrá que pasar igualmente encendida al gobierno de Marina del Pilar, al que le estallará sin remedio desde el primer día de gobierno.

Ya no se trata de operaciones de mantenimiento y sustitución de un clarificador en la pequeña planta de tratamiento El Gallo, se trata de retomar con seriedad el incremento de la capacidad de procesamiento de aguas residuales, para ello se requiere la construcción del segundo módulo de la planta de tratamiento El Naranjo, de una capacidad adicional de 500 litros por segundo, con lo que apenas se pondrían al corriente de la demanda actual del servicio, quedando al aire la necesidad de nuevas instalaciones para prever la demanda a mediano plazo.

Este será uno de los principales temas a resolver por la gobernadora electa, Marina del Pilar, que podría convertir un grave problema heredado en uno de sus mayores aciertos.